
La idea de los cada vez más ubicuos chatbots de IA actúan de manera escrupulosamente objetiva y neutral (sin que factores potencialmente subjetivos se interpongan en su buen juicio) podría no ser de todo atinada después de todo. Y es que ChatGPT, Gemini y compañía hacen galas de rasgos de personalidad absolutamente únicos (y ello podría tener la postre consecuencias de primerísimo orden a la forma en que se utilizan las herramientas de IA en el seno de las empresas).
Los chatbots de IA han sido sometidos al test DISC, una herramienta muy popular que se utiliza en muchas empresas a lo largo y ancho del globo para determinar los principales rasgos de personalidad de sus empleados. Y de acuerdo con el test DISC, ChatGPT es confiado y positivo, aunque llevado al extremo, puede pecar también de manipulador. Y Gemini, el chatbot de Google, tiene muy buenas dotes para la escucha y, en tanto en cuanto es algo tímido y retraído, necesita en ocasiones un pequeño empujón para dar voz a lo que realmente piensa.
El test DISC fue alumbrado en 1928 por el psicólogo William Moulton Marston, que a diferencia de sus coetáneos Sigmund Freud y Carl Jung no se concentró en personas lastradas por desórdenes mentales, sino que estudió en su lugar el comportamiento de individuos perfectamente sanos en contextos sociales.
En el test DISC los individuos son confrontados con frases como «Me motivan los logros y la autoridad» o «Normalmente tengo razón» y deben expresar su grado de acuerdo (o desacuerdo) con tales declaraciones. En base a las respuestas proporcionadas por el individuo, a este se le asigna uno de los doce tipos de personalidad contemplados por el test DISC.
De acuerdo con este test, ChatGPT (OpenAI) y Copilot (Microsoft) hacen gala de la personalidad DI y son dominantes e influyentes de manera simultánea. Quienes están adscritos a este tipo de personalidad se caracterizan por su asertividad, por tener un fuerte sentido de la urgencia y por ser también potencialmente manipuladores (cuando tienen que bregar con situaciones extremas al menos).
Por su parte, Gemini (Google) y DeepSeek presentan rasgos de personalidad menos comunes y su carácter amalgama características de los perfiles S (Estabilidad), C (Cumplimiento) e I (Influencia). Ambos chatbots hacen gala de una personalidad consistente, serena y estable y se les da bien la escucha activa. Además, muestran también un buen desempeño procurando soporte a los demás y normalmente evitan el conflicto.
Así afectan las diferentes personalidades desplegadas por los chatbots de IA a los entornos laborales donde se utilizan
El hecho de los chatbots de IA presenten personalidades tan dispares puede tener eventualmente consecuencias de gran envergadura en los entornos laborales, donde tales chatbots están, al fin y al cabo, firmemente imbricados en muchos procesos de trabajo.
En la plataforma con el foco puesto en la gestión de los recursos humanos Lattice se apoyan ya en el test DISC para reducir conflictos y mejorar las relaciones laborales en los lugares de trabajo (teniendo en todo momento en cuenta las personalidades de los chatbots que allí se utilizan). Y algunos empleados de la compañía entrenan incluso los chatbots con los que interactúan en su día a día para que desplieguen una personalidad similar a la suya propia. Tales chatbots pueden ayudar asimismo en la resolución de los conflictos que emergen normalmente a la superficie en los equipos de trabajo, donde se dan cita a menudo personalidades totalmente contrapuestas y la IA puede actuar de alguna manera a modo de mediadora, según informa Business Insider.
El descubrimiento (en modo alguno baladí) de que los chatbots de IA presentan diferentes rasgos de personalidad puede marcar un importante punto de inflexión en la interacción entre los humanos y las máquinas. En el futuro las empresas podrán seleccionar específicamente las herramientas de IA con la que van a trabajar en base a los rasgos de personalidad que necesitan (y decantarse, por ejemplo, por un chatbot dominante para emprender sesiones de «brainstorming» y por un sistema más empático y hábil en la escucha para conversaciones en las que el «feedback» tenga mucho protagonismo).
Muy pronto podrían emerger asimismo en el horizonte chatbots capaces de adaptar su personalidad en función de la situación, la tarea que tienen entre manos o el tipo de empleado con el que están interactuando. Y ello podría añadir una nueva dimensión al trabajo efectuado por los jefes de equipos dentro de las empresas, que deberán tener en consideración no solo a los seres humanos de carne y hueso que forman parte de los equipos que lideran sino también a los chatbots de IA para que las diferentes personalidades de unos y otros sean compatibles y no entorpezcan los flujos de trabajo.
Artículo publicado en la web de marketingdirecto.com